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Los lirios del campo no trabajan |
EL EVANGELISMO ESTADOUNIDENSE
Y
SU EXPANSIÓN POR AMÉRICA LATINA
Por:
PEDRO LEONARDO GONZÁLEZ
INTRODUCCIÓN:
Desde un punto de vista agnóstico
Un
estudio del Pew Research Center (por cierto, Pew significa “banco de iglesia”), publicado en 2018, muestra que
el 80% de los estadounidenses afirman que creen en Dios, y el 56% dicen creer
en Dios “tal como se le describe en la Biblia.” Según esto, en EEUU, la mayor
potencia militar y económica del mundo, y quizás de la historia, hay una
mayoría suficiente para arrasar en unas elecciones que cree en una religión de
raíces semíticas, egipcias, orientales y helenísticas; asimilada por romanos y
bárbaros germánicos; escindida hace 500 años por una Reforma tal vez más
política que religiosa; y trasladada al Nuevo Mundo por un puñado de disidentes
que a su vez la transformaron en esa cosa delirante que hoy conocemos como la
Religión Americana. Y que cada vez más merece llamarse Americana, ya que se la
consigue desde Alaska hasta la Patagonia.
Para
estudiar esta realidad, conviene asumir un punto de vista agnóstico, o quizás
escéptico, en el sentido filosófico de suspender el juicio ante la
imposibilidad de tener un conocimiento cierto acerca, en este caso, de la
existencia de Dios. Porque si crees en Dios, o si no crees, en ambos casos se
trata de una creencia, no de una certidumbre. Un ateo es un creyente pero de signo
negativo.
Al
respecto, me viene a la memoria la famosa “Apuesta de Pascal”, que podemos
resumir de este modo: llegado el momento de la muerte (y aceptando, como dice
Harold Bloom, que la religión se vuelve realmente pertinente cuando uno se
encuentra ante la muerte), resulta más conveniente, desde el punto de vista de
la teoría del juego, apostar a que Dios existe. Porque si se da este último caso,
puedes ganarlo todo sin que pierdas nada. Pero si apuestas a que Dios no
existe, puedes perderlo todo (es decir, ser condenado eternamente) si se da la
posibilidad contraria. Sopesando los posibles resultados, la apuesta más
conveniente es a que Dios sí existe.
Esta
travesura del ultra-católico Pascal no les hace ninguna gracia ni a los ateos
(“el ateísmo es el vicio de unas pocas personas inteligentes”), ni a los deístas anticlericales cuyo héroe es
Voltaire. Dicen que en su lecho de muerte, Voltaire llamó a un cura, se confesó
y se declaró cristiano; pero la autenticidad del único documento que
atestiguaría este hecho ha sido puesta en duda (sobre todo por los volterianos).
Simón Rodríguez, que murió en circunstancias muy dramáticas, no llamó al cura,
pero se lo enviaron, y pasó varias horas discutiendo con él. Podemos imaginar
que esa conversación se parecería a la del famoso Diálogo entre un sacerdote y un moribundo del marqués de Sade, en
la que el libertino moribundo se arrepiente, sí, pero de no haber gozado lo
suficiente en este mundo; y termina invitando al cura a una orgía con la que
celebraría el fin de su vida (pecadora)…
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Voltaire |
TRES
LIBROS
Auguramos
que El monstruo y sus entrañas llegará
ser un texto fundamental para grupos de investigación dedicados a estudiar las
múltiples facetas de la sociedad estadounidense. En particular hay que darle
crédito al profesor Acosta por asumir la importancia que le corresponde al tema
de la religión, una de las bases del sistema plutocrático-teocrático que
gobierna EEUU; así como de su ideología de “nación indispensable”, elegida por
Dios; la utópica “ciudad en la cima de la colina”.
Las
raíces de esa variante del protestantismo que se instauró en Norteamérica están
en el calvinismo, la “más barata” de las religiones y la más compenetrada con
el capitalismo. Si bien han ocurrido grandes cambios en los dos últimos siglos,
elementos de origen calvinista, tales como la noción de la predestinación y del
éxito económico como prueba de la bendición divina, son todavía parte esencial
de las creencias religiosas estadounidenses.
El
libro del profesor Acosta nos conduce entre otros a dos textos fundamentales
para comprender el fenómeno que nos ocupa: uno es La Religión Americana de Harold Bloom, que nos libera de los
prejuicios de historiadores, sociólogos y antropólogos para enfocarnos en una
reveladora “crítica de la religión”. Para el estadounidense, su relación con
Dios es absolutamente personal: su yo y Dios están en comunión íntima. El
gnosticismo pasa de ser una herejía precristiana a la base oculta de la
Religión Americana, cuya premisa central es que el yo estadounidense llegará a
ser uno con Dios. Los revivals ocurridos
a principios del siglo XIX crearon una religión autóctona muy apartada de sus
raíces europeas, hasta el punto de que se puede hablar de post-cristianismo, o
al menos de post-protestantismo. En una nación obsesionada por la religión,
iglesias históricamente contrapuestas entre sí se unen para convertirse en los
“orgullosos pilares” del Partido Republicano.
Por
último tenemos a Los orígenes del
fundamentalismo en el judaísmo, el cristianismo y el islam de Karen
Armstrong, que empieza por esclarecer el significado del fundamentalismo, término que, aunque suele emplearse para descalificar
el extremismo islámico, de hecho tiene sus orígenes en la historia del
protestantismo estadounidense. Los Fundamentals
encarnaron un intento de sistematizar las doctrinas ultra-ortodoxas que las
élites protestantes más intransigentes querían oponer a nociones modernas tales
como el evolucionismo. Para desambiguar el término, Armstrong lo extiende a las
tres grandes religiones monoteístas e intenta caracterizarlo como un fenómeno
propio de la modernidad, que aparece como reacción contra ésta por parte de
sectores conservadores que se sienten amenazados por las nuevas ideas que el
Occidente liberal ha impuesto, muchas veces de manera traumática.
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Fundamentalismo |
Dentro
del protestantismo en EEUU, los ahora llamados fundamentalistas son el núcleo duro
de la moral majority, la base social
de los gobiernos republicanos desde Nixon, que rechaza los movimientos por los
derechos sociales de las minorías surgidos en los años 60. Para la actual
administración de Trump, son sus aliados clave, encabezados por el vicepresidente
Pence. Los caracteriza su halconismo y pro-israelismo, su odio a la
multiculturalidad, el feminismo y todo lo que huela a tolerancia, progresismo o
izquierdismo.
LOS
ORÍGENES
Cuando
Lutero empezó a decir que un hombre con su Biblia bajo el brazo valía por mil
papas, desató una revolución, pero también abrió una caja de Pandora. Desde
entonces, cualquiera que tuviera lo que Bloom llama “capacidad mitopoyética”
podía presentar una nueva interpretación de las Escrituras; y si además poseía
suficiente carisma, eso bastaba para fundar una nueva religión. Así empezó la
proliferación de las iglesias reformadas. El luteranismo como tal se expandió
principalmente por el norte de Alemania y Escandinavia. Actualmente es una de
las iglesias agrupadas bajo el denominado “protestantismo clásico”.
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Calvino |
Calvino
es un caso enteramente diferente. Después de establecer una verdadera dictadura
teocrática en Ginebra, simplificó la teología de la Reforma, convirtiéndola en
una ideología que sólo apelaba a la autoridad absoluta de la Biblia y cinco
puntos bien definidos. Su exitosa unificación de religión con política y la disciplina
que supo imponer fueron muy admiradas en otros países de Europa, muy
particularmente en Inglaterra y Escocia. El calvinismo migrado a las Islas Británicas
se transformó en puritanismo, un movimiento empeñado en depurar la Iglesia de
Inglaterra de todo resto de “papismo”.
Enrique
VIII había separado la Iglesia Anglicana de la Romana por la negativa de ésta a
autorizar su divorcio de Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, haciendo
que el rey inglés fuera al mismo tiempo jefe de la iglesia. Demasiado parecida
al catolicismo para las radicales aspiraciones reformistas de los puritanos, y
sometida a los caprichos de los sucesores de Enrique, su definitiva
“nacionalización” y la erradicación de la “idolatría papista” estuvieron entre
las causas de las Guerras Civiles de 1642-1689. Los puritanos llegaron al poder
con Cromwell, que decapitó al rey (1649) y estableció una república
parlamentaria. Tras su muerte en 1658 la monarquía fue restaurada (1660) y los
puritanos, caídos en desgracia y perseguidos, incrementaron su emigración masiva
al Nuevo Mundo, con la esperanza de renovar allá su alianza (covenant) con Dios y fundar enclaves según
el modelo que había impuesto Calvino en Ginebra. Poco a poco nuevos revivals fueron creando iglesias que se
rebelaban contra la asfixiante tiranía teocrática de los puritanos de Nueva
Inglaterra.
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Cromwell |
LAS
TRES GUERRAS CIVILES INGLESAS Y EL SIONISMO
Thierry
Meyssan publicó en 2014 un artículo en la Red Voltaire donde cuenta esta misma
historia con una perspectiva muy original: según una peculiar interpretación de
la Biblia del Lord Protector Cromwell
y sus puritanos, no sólo era necesario para la salvación de sus almas eliminar
la prohibición que pesaba sobre los judíos de establecerse en Inglaterra, sino
contribuir a su dispersión por todo el mundo, para finalmente reagruparlos en
Palestina, donde se establecería un nuevo Templo de Salomón que facilitaría la
transición al reino de mil años después de la Segunda Venida de Cristo. Este
proyecto fue frustrado con la derrota de los puritanos en lo que Meyssan llama
la Primera Guerra Civil Inglesa, desafiando la terminología histórica
convencional.
La
Segunda Guerra Civil Inglesa, según Meyssan, también llamada Guerra de
Independencia de EEUU (1775-1783), fue motivada no tanto por los principios de
la Ilustración como por el deseo de los partidarios exiliados de Cromwell de
reafirmar su libertad religiosa. Una vez conseguida la victoria, la nueva
república encabezada por Washington, Jefferson, Franklin y los Padres Fundadores
retomaría gradualmente el proyecto sionista.
Después
de la Tercera Guerra Civil Inglesa, también conocida como Guerra de Secesión, American Civil War o Guerra del Norte
contra el Sur (cuya causa principal no fue, como se cree erróneamente, terminar
con la esclavitud de los negros, ya que cinco estados del Norte seguían practicándola),
se consolidó finalmente el estado-nación norteamericano bajo un gobierno
unificado, que enseguida concentró toda su energía en concluir la conquista del
Oeste y hacerle la guerra a los indios. Ante estos sucesos, el Imperio
Británico, que vivía su período de mayor esplendor bajo la reina Victoria,
decidió reconciliarse definitivamente con los herederos del renegado Cromwell.
En 1868 fue nombrado Primer Ministro el judío Benjamin Disraeli, que enseguida
se dedicó a formar una alianza entre el Imperio Británico, todavía la mayor
potencia militar del mundo; los cada vez más formidables EEUU, cuyo “destino
manifiesto” era ser la gran potencia del futuro; y la diáspora judía, que
concentraba el poderío económico y financiero. La clave de esta alianza era
reavivar el proyecto sionista, es decir, la creación de un estado judío en
Palestina.
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Cromwell, Disraeli, Blackstone |
El
sionismo nace entonces como un proyecto esencialmente anglo-norteamericano con
la participación de una élite judía, la mayoría de cuyos integrantes ni
siquiera practicaba la religión hebraica. De hecho, los rabinos siempre se
opusieron al proyecto. Pero el sionismo es el cemento que permitió unificar las
aspiraciones imperialistas de Londres y Washington y sellar su alianza que
perdura hasta nuestros días.
La
historiografía oficial dice que el padre del sionismo fue Theodor Herzl, pero
si se revisan los documentos de los propios sionistas, encontramos que el
verdadero fundador fue un ministro cristiano dispensacionista, el reverendo
William E. Blackstone. El dispensacionismo sostiene (entre otras doctrinas
delirantes) que hay que establecer a los judíos en Palestina para que ellos
participen en la batalla de Armagedón. Una vez vencido el Anticristo, vendrá el
Milenio, y los verdaderos cristianos serán arrebatados al Cielo (The Rapture). Los judíos que se
conviertan también serán arrebatados; los que no, serán condenados. Los
dispensacionistas (o Cristianos Sionistas) creen que ellos manipulan a los
sionistas, y estos se burlan de aquellos, aprovechando sus creencias para
seguir recibiendo la inmensa ayuda militar de EEUU. Por estúpido que parezca,
esta ideología explica la absoluta sumisión de la política exterior de EEUU a
Israel, más allá de los millones que manejan los lobbies judíos.
Es
cierto que la presión que Blackstone ejerció sobre Herzl y Woodrow Wilson fue
decisiva en la posterior creación de Israel: recordemos que los planes
originales de Herzl y los británicos eran establecer el estado judío en África
o Argentina. De hecho, Israel es un enclave colonial anglo-estadounidense asentado
entre las fabulosas riquezas petroleras del Medio Oriente. La religión aparece
una vez más jugando un papel protagónico en la política.
Lo
único que Meyssan deja fuera es la guerra anglo-estadounidense de 1812: ¿habría
que considerarla como una continuación de la Segunda Guerra Civil Inglesa o
tendríamos que hablar de cuatro guerras?
TELEVANGELISMO, “MORAL MAJORITY” Y DERECHA CRISTIANA
La
Reforma siempre estuvo vinculada a los medios de comunicación más avanzados,
empezando con la imprenta de Gutenberg. Sin la imprenta, en palabras de Víctor
Hugo, la Reforma hubiera sido apenas un cisma; gracias a la imprenta, fue una
revolución. Uno de los primeros documentos impresos fueron las 95 tesis de
Lutero, y poco después, su famosa traducción de la Biblia al alemán, que sintetizó
los diversos dialectos germánicos en una lengua unificada. La lectura libre de
las Escrituras traducidas a las lenguas vernáculas siempre ha marcado una diferencia
esencial entre protestantes y católicos.
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La Biblia de Lutero impresa por Gutenberg |
En
la década de 1920 ocurrió la masificación de la radio, que en un país obsesionado
por la religión como EEUU pronto se llenó de predicadores dispuestos a ser
pioneros de este medio. Con la expansión de la televisión en los 50, surgió el
fenómeno de los televangelistas, con Billy Graham (1918-2018) como primera gran
superestrella. No se puede mencionar a Graham sin decir que conoció y frecuentó
a todos los presidentes de EEUU que ejercieron durante su carrera, desde Truman
hasta Obama. Pero su favorito siempre fue Richard Nixon, político icónico de la
ultraderecha y el anticomunismo, al que Graham no dudó en apoyar abiertamente
desde la plataforma de popularidad que le garantizaba la TV. Si bien era
políticamente conservador, Graham fue lo suficientemente abierto como para colaborar
y ser amigo de gente como Martin Luther King Jr. Pero la siguiente generación
de televangelistas, encabezada por Jerry Falwell, sería mucho más reaccionaria.
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Billy Graham con Nixon |
EL
CRISTIANISMO SIONISTA: MÁS ALLÁ DEL FUNDAMENTALISMO
Tras la fundación del estado de
Israel en 1948, y sobre todo después del electrizante Blitzkrieg de la Guerra de los Seis Días de 1967, cuando los
israelíes se impusieron sobre egipcios, sirios, jordanos e iraquíes, el
antisemitismo de los halcones anglo-estadounidenses se disipó y los israelíes empezaron
a ser vistos como unos tipos blancos, duros e implacables de los que valía la
pena ser aliados. Como dice Norman Finkelstein, “La
ayuda norteamericana cambió de un goteo a un torrente no cuando Israel era
percibido como débil y vulnerable, sino después de que demostró su fuerza, en
la Guerra de los Seis Días.” En consecuencia,
hasta el mismísimo Billy Graham empezó a apoyar públicamente a Israel,
anticipando la postura a la que actualmente nos tiene acostumbrados la Derecha
Cristiana.
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La Guerra de los Seis Días |
Tras la llegada al poder de G. W.
Bush en 2000, los dispensacionistas o Cristianos Sionistas finalmente
alcanzaron cuotas de poder nunca antes vistas. Enumeremos sus creencias
principales: 1) los cristianos están obligados a apoyar las políticas de los
gobiernos sionistas de Israel de establecer un estado judío racialmente puro en
tierras arrebatadas a los árabes. 2) La batalla de Armagedón, un conflicto
nuclear mundial, es inminente, y los judíos de Palestina tendrán un rol
protagónico en ese conflicto. 3) Una élite de cristianos serán arrebatados
directamente al cielo en cuerpo y alma y salvados de los horrores apocalípticos
en un evento llamado The Rapture.
Gente como Mike Pence o Mike
Pompeo creen en este escenario, al igual que millones de estadounidenses,
aunque no son la mayoría de los cristianos del país. Sin embargo, esta secta,
asociada con un personaje tan poco edificante como el frívolo y farandulero
Donald Trump y los belicosos y arrogantes neo-conservadores, tiene actualmente
el poder para tomar decisiones bajo la influencia de las más pregoneras y
tendenciosas interpretaciones bíblicas. Los sionistas se aprovechan de sus exabruptos
hasta el punto de tener a EEUU en condición de estado vasallo. Todo lo cual
coloca a la humanidad en una de las situaciones más peligrosas de los últimos
tiempos.
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The Rapture |
PENTECOSTALES: ENTUSIASMO Y
POPULISMO
El pentecostalismo es un
movimiento que aparece como protesta ante los excesos del fundamentalismo. Para
Karen Armstrong, se trata de un “rechazo posmoderno” a la racionalidad,
dogmatismo y elitismo de los líderes fundamentalistas, que generalmente son blancos
educados, graduados en teología de alguna universidad, tiesamente formales,
arrogantes, excluyentes y amantes de los argumentos librescos. Si bien el
descenso del Espíritu Santo sobre los apóstoles en Pentecostés es una de las
más antiguas tradiciones cristianas, el pentecostalismo como tal empieza en 1906
con el famoso revival de la calle
Azusa en Los Ángeles, bajo la inspirada dirección de un predicador negro de
nombre William Seymour. A diferencia de los típicos rituales tiesos de los
protestantes blancos, el pentecostalismo permitía expresar la emocionalidad
intensa, el fervor y la entrega que caracterizan a la religiosidad negra, que
es una de las mayores influencias dentro de la Religión Americana, cosa que no suele
reconocerse en su justa medida debido al racismo intrínseco de la sociedad
estadounidense.
Hay una rebelión social implícita
en el pentecostalismo, un deseo de darles voz a las mayorías carentes de
educación para que expresen su religiosidad a su manera. De ahí que atrajera a
multitudes de negros, latinos y blancos de extracción social baja. Otro
elemento era su rechazo al discurso racional, del que siempre han desconfiado
los místicos, pues la experiencia religiosa debe ser inefable. Se buscaba a
Dios más allá de la esfera del lenguaje. El bautizo por el Espíritu Santo
implicaba, como dice la tradición bíblica, o bien la xenoglosia (hablar en
lenguas extranjeras) o la glosolalia (“hablar en lenguas” aunque sean
ininteligibles), ambos fenómenos irracionales e inexplicables. También se
aceptaba como algo cotidiano las curas milagrosas y los exorcismos. En los
desinhibidos servicios pentecostales se escuchaba la temida música de los
negros, que los mojigatos llamaban “música del diablo”. De hecho, muchos
músicos negros que luego se harían famosos iniciaron sus carreras en las
misiones pentecostales.
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Fervor de la religiosidad negra |
Los fundamentalistas los odiaban:
los comparaban con los aborrecidos católicos; los acusaban de superstición, fanatismo y
promiscuidad; los llamaban “el vómito de Satanás”. Dentro del mismo
pentecostalismo también había grupos, principalmente de blancos, que echaban de
menos la respetabilidad puritana, y estos grupos se empeñaron en mitigar lo que
para su mentalidad conservadora eran los excesos del movimiento. Así se apagó
el fuego que avivaba aquellas primeras comunidades, y la línea moderada terminó
aliándose con el fundamentalismo en las filas de la Derecha Cristiana. Pero una
evolución posterior del movimiento reaparecería con una fuerza sorprendente
hacia la década de 1980.
EL NEOPENTECOSTALISMO A LA
CONQUISTA DEL MUNDO
Volvamos a acudir a las siempre
interesantes estadísticas del Pew Research Center (aunque ellos advierten que
las cifras, a veces proporcionadas por las mismas organizaciones cristianas, no
son enteramente confiables): según sus estimados de 2011, hay 279 millones de
pentecostales en el mundo y más de 300 millones de carismáticos, para un total entre ambos de más de 584 millones de
fieles. Esto significa aproximadamente un 9% de la población mundial, y 27% del
total de cristianos en el mundo. (Aquí cabe aclarar la diferencia entre
pentecostales y carismáticos: los primeros pertenecen a alguna de las
denominaciones pentecostales “históricas”, como las Asambleas de Dios, la
Iglesia Cuadrangular, etc.; los segundos pueden estar afiliados a otras
iglesias —incluso la católica— o a congregaciones independientes, pero
comparten algunas de las prácticas pentecostalistas, como la curación “por la
fe”, la profecía y el hablar en lenguas.)
Aunque sus raíces son
estadounidenses, esta variante del evangelismo se ha expandido por todo el
mundo, particularmente África (15% de la población) y América Latina (13%). Se
dice que hay 80 millones de adeptos pentecostalistas en EEUU, pero 84 millones
en Brasil (la mayor proporción del mundo), 72 millones en China, 41 millones en
Nigeria, 38 millones en India y 25 millones en Filipinas. Aunque no le ganan al
Islam como la religión de mayor crecimiento en el mundo, son indudablemente la
denominación cristiana que más se ha incrementado en los últimos 30 años.
Las explicaciones que pueden
darse a este fenómeno de masas son múltiples. Podríamos concentrarnos en tres aspectos:
primero, la capacidad sincrética del pentecostalismo facilita que sea aceptado
por las que podríamos llamar “sociedades animistas”. Si alguien cree en el mundo
de los espíritus, puede pasar a creer en un único espíritu verdadero, el
Espíritu Santo, y repudiar a otros “espíritus malos” en nombre de Jesús. Dice
la antropóloga Angelina Pollak-Eltz: “En Sudamérica, el
pentecostalismo tiene un trasfondo
católico-espiritista-chamanístico-afroamericano. Los creyentes nacieron como
católicos, pero a menudo al mismo tiempo muchos de ellos practicaban el
espiritismo, la brujería y el curanderismo chamánico.”
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Euforia pentecostal |
Por otra parte, tenemos la actitud hacia la pobreza. Muy
weberianamente, los pentecostales predican una ética protestante del trabajo, y
el Espíritu Santo no parece muy alejado del Espíritu del Capitalismo. Es
interesante apuntar que los movimientos izquierdistas dentro del catolicismo,
como la Teología de la Liberación, nunca tuvieron la misma recepción entre los
pobres que han tenido las iglesias neopentecostales. Una cita muy pertinente de
un teólogo católico izquierdista es la siguiente: “La teología de la liberación
optó por los pobres, y los pobres optaron por el pentecostalismo”. La
alternativa que ofrece este último es la “Teología de la Prosperidad”, que
desarrolla la idea calvinista de que el éxito económico es señal de la gracia
divina. También, ante la idea franciscana de la pobreza como virtud cristiana,
los neopentecostales plantean la polémica pregunta: ¿era Jesús pobre? Habría
que preguntarle al obispo brasileño de Pare de Sufrir, Edir Macedo, cuyo
patrimonio se calcula en 950 millones de dólares.
Finalmente, está la cuestión moral (o como diría Kant, la
razón práctica). El catolicismo se
percibe como una religión blanda, complaciente, sin compromiso, que sólo aparece
cuando hay bodas y bautizos. En cambio, el pentecostalismo implica “volver a
nacer” y por lo tanto aceptar un código de valores estricto que a su vez
conlleva un verdadero cambio de vida claramente perceptible. Las familias
pobres aceptan con sorprendente entusiasmo una moralidad alternativa,
totalmente puritana, que proscribe la bebida, el juego y las juergas con
mujeres fáciles; lo cual, como dirían Calvino y Weber, implica un ahorro
inmediato para la familia; una décima parte del cual puede ir a dar a la caja
de la iglesia.
PENTECOSTALISMO Y POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA
Considerando el enorme crecimiento de este movimiento
religioso en la región (ya en 2006 se hablaba de 157 millones de personas, o el
28% de la población) no es de extrañar que aparezcan las implicaciones
políticas y sociales. Hay algunos países donde este crecimiento ha sido mayor:
Brasil, Chile, Argentina, Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Se sabe que en
Guatemala, un país donde más del 50% de la población se declara protestante, ha
habido varios presidentes neopentecostales, incluyendo el último, Jimmy
Morales, pastor y actor cómico. Pero el caso de Brasil, el “gigante
sudamericano”, merece una atención especial.
La historia de la Iglesia Universal del Reino de Dios,
fundada en 1977 por Edir Macedo, es emblemática. Ya en 1990 poseía una amplia
red de emisoras de radio. Recientemente se hicieron accionistas mayoritarios de
la segunda cadena de televisión de Brasil, TV Record. El mercadeo demuestra ser
irresistible y la iglesia crece desmesuradamente, al igual que las ganancias
fabulosas de su pastor. Sin embargo, no son la mayor iglesia pentecostal de
Brasil: este puesto lo ocupa la Asamblea de Dios.
Ya desde 1986, tras la caída de la dictadura militar, el
pentecostalismo empieza a acumular una considerable fuerza parlamentaria. En
las sucesivas campañas electorales, aparecen apoyando a personajes como Collor
de Mello en 1989, rival de Lula y su izquierdista Partido de los Trabajadores.
Los pentecostales presentan a Lula como marxista, anti-religioso, y hasta
pro-católico. Después del impeachment
de Collor, los pentecostales apoyan a Fernando Henrique Cardoso, una vez más
contra Lula, y son un factor importante en su victoria.
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Macedo con Dilma |
Para 2002, gracias a la presión ejercida por los
izquierdistas pentecostales, 500 líderes evangélicos declaran su apoyo a Lula,
entre ellos Macedo. Aunque la Asamblea de Dios apoya al candidato del gobierno,
Lula gana en segunda vuelta. La presencia evangélica en el parlamento aumenta
aún más. En 2006, los cada vez más influyentes pentecostales vuelven a apoyar a
Lula. Entretanto, Macedo ha hecho construir una réplica mastodóntica del Templo
de Salomón en Sao Paulo.
En 2010 y 2014, son una vez más decisivos en la doble
elección de Dilma Rousseff. Cuando las trompetas empiezan a sonar para derribar
los muros de Jericó de Dilma, los evangélicos cambian de bando. Los
parlamentarios pentecostales participan del linchamiento moral de la
presidenta caída en desgracia. Surge entonces la figura de Jair Messias
Bolsonaro, quien oportunistamente se hace bautizar en las aguas del Jordán. La
televisora de Macedo lo entrevista poco antes de las elecciones de 2018, que
gana en primera vuelta después de que una maniobra leguleya pusiera a Lula tras
las rejas. Esta historia continuará.
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Bolsonaro se bautiza en el Jordán |
A MODO DE CONCLUSIÓN
Esta investigación no está ni remotamente concluida. Quisiera
incluir testimonios de primera mano de las comunidades evangélicas de nuestro
país. Contrastar el estilo sobrio y un poco soporífero de las iglesias
tradicionales (como los bautistas) con el populismo desatado de los
pentecostales. Entrevistar a creyentes de a pie y a sus líderes. Afinar mi
comprensión del fenómeno. Entretanto, todo largo camino empieza con un primer
paso.
BIBLIOGRAFÍA
1. ACOSTA, Vladimir. El monstruo y sus entrañas. Un estudio crítico de la sociedad
estadounidense. Editorial Galac, Caracas, 2017.
2. ARMSTRONG, Karen. Los orígenes del fundamentalismo en el judaísmo, el cristianismo y el
islam. Tusquests editores, Barcelona, S.F.
3. BLOOM, Harold. La
religión americana. Taurus, Santillana, Madrid, 2009. Traducido por Damián
Alou.
4. CALZADILLA ARREAZA, Juan Antonio. El libro de Robinson. Siembraviva
Ediciones, 2005.
5.
ENCYCLOPEDIA BRITANNICA ON LINE.
https://www.britannica.com/
6. FINKELSTEIN, Norman. La industria del holocausto. Laeditorialvirtual.com.ar (2008).
7.
MEYSSAN, Thierry. “Israel - Palestina ¿Quién es el
enemigo?” (2014). https://www.voltairenet.org/article184972.html
8. PEW RESEARCH CENTER.
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9.
POLLAK-ELTZ, Angelina. Estudio antropológico del pentecostalismo en Venezuela. UCV/UCSAR,
Colección Santa Rosa, Caracas, 2000.
10. WESLEY HALL, Irving.
“Judeo-Christian values” (2006). http://www.notinkansas.us/monkeys.html
Caracas, Julio de 2019