
Aquí la palabra clave es Crítica. Ya hay en UNEARTE otra materia (o Unidad
Curricular, o como la quieran llamar en la jerga educativa) llamada
Teoría del Arte. La novedad aquí es la noción de Crítica y sus derivados (criticar,
crítico, discriminar, cribar, y hasta criminal, etc.). Es interesante investigar su
etimología. Una de las palabras que pertenecen a esa familia etimológica parece que nunca pierde actualidad: crisis. Hay al respecto un texto atribuido a Albert Einstein que circula mucho por ahí, y que para algunos es apócrifo, pero ya que siempre estamos en crisis, o que salimos de una para entrar en otra, tiene un agradable saborcito
agridulce. También escribió Einstein sobre el
socialismo. Y además tocaba el violín (no sería un virtuoso, pero ¿por qué iba a tocar mal?)
Hablando de crítica, mencionemos el tema del (así llamado) Pensamiento Crítico para establecer una especie de marco de referencia. Porque no puede ser que pasemos directamente a hablar de Crítica de Arte con el criterio (otra palabra relacionada etimológicamente con crítica, crisis, etc.) de que estamos es una escuela de arte y que el arte es lo único que nos interesa. Tal postura no sería más que un
reduccionismo según el cual si somos zapateros sólo sabemos de zapatos. Así lograríamos que nuestras vidas fueran más pobres y andaríamos por el mundo ignorando su deliciosa complejidad. Abramos un poco el compás y veamos qué se quiere decir cuando se habla de Pensamiento Crítico. Para algunos es el pensamiento "de la izquierda", para otros tiene un sentido lingüístico. Incluso otros se han querido
apropiar del término.
Bueno, si buscamos un poco podremos encontrar
variadas definiciones (incluyendo la mejor de todas:
es un concepto que no puede ser definido), pero cuando yo uso el término Pensamiento Crítico me refiero a la capacidad de descubrir -o discernir, otra palabra etimológicamente relacionada- la verdad que está oculta detrás de las apariencias. Una actitud "crítica" consiste en nunca aceptar las verdades impuestas. Y en mi opinión, en la base de todo el pensamiento crítico de los últimos 150 años se encuentran las ideas portentosas, revolucionarias y liberadoras de
Karl Marx y
Sigmund Freud. Dos judíos alemanes que hoy en día son tan polémicos como cuando salieron a la luz (sólo otro judío alemán ha tenido un impacto comparable, y es justamente Albert Einstein). Y ahora me propongo la difícil tarea de despachar a estos dos monstruos dedicando un par de párrafos a cada uno. Veamos.

Cuando cayó la Unión Soviética en 1992 muchos se frotaron las manos y quisieron lanzar a Marx al basurero de la historia, después de que entre los 60 y los 70 el marxismo y sus derivados habían llegado a ser una dictadura intelectual casi universal. Es increíble la cantidad -y la calaña- de gente que se llamaba a sí misma marxista en aquel tiempo, y que cuando vieron que el barco se hundía dejaron de serlo y se convirtieron en todo lo contrario (o sea, "defensores de la libertad". El
capitalismo nunca reconoce lo que es y siempre se oculta detrás de la
peligrosa palabra "libertad"... por eso en el "mundo libre" siempre algunos son
más libres que otros...). Uno de los que sin embargo permanecieron
fieles y consecuentes al pensamiento marxista y que comprendieron la
necesidad de renovarlo fue
Ludovico Silva, figura controvertida que, a pesar de los actuales intentos de reivindicación, todavía resulta difícil de tragar para muchos porque es "incasillable". Por ser un poeta maldito al mismo tiempo que un teórico marxista siempre será condenado silenciosamente por el puritano oculto dentro de todo marxista ortodoxo. Porque el marxismo mal entendido se parece demasiado a una religión (sin Dios pero sectaria).
En fin, hay dos libros que quisiera recomendar de su vasta bibliografía: su póstumo
En Busca del Socialismo Perdido, sólo para gente con suficiente conciencia histórica como para saber quién era
Mijail Gorbachov y que deseen revivir los estertores del comunismo soviético encarnados en aquellas dos palabras tan hermosas y evocadoras de toda una época:
perestroika y
glasnost (Anotemos de paso que Ludovico Silva murió en 1988 y por lo tanto no vivió el drama del derrumbe de la URSS y del propio Gorbachov). Pero sobre todo me interesa destacar otra obra, escrita en los años 70 con el irónico título
Antimanual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos.
¿Es usted marxista, marxólogo o marxiano? Según mi personalísima interpretación, el marxista es el creyente, el
militante, el "cuadro". ¿Se puede seguir siendo marxista después del colapso de la URSS? Claro. Después de todo,
Marx nunca formó ningún gobierno. Por eso no existe el marxista puro, y sí el leninista, maoista, kimilsumista o hochiminista... que adaptaron el marxismo a particularidades históricas muy diferentes y sí llegaron al poder... También hay los
trotskistas, que fueron expulsados del poder, y los teóricos: althuserianos, lucaksianos, y hasta sartreanos... La URSS fue una opción de poder en un mundo que ya no existe. En la actual Federación Rusa
no echan de menos al marxismo-leninismo, ni al materialismo dialéctico ni al ateísmo, y
Vladimir Vladimirovich Putin anda completamente en otra cosa... Rusia hoy es otra cosa y el complejísmo mundo de hoy también es otra cosa... Definitivamente, la historia ni se detiene ni llegará a su fin mientras exista el ser humano...

El marxólogo, por su parte, es el erudito que se ha leído todo el corpus marxista desde la tesis doctoral sobre Epicuro y Demócrito hasta la Crítica al programa de Gotha... muchos de estos, por cierto, saltaron la talanquera hace años y hoy son acomodados y respetables profesores universitarios, académicos y burgueses y totalmente alérgicos a la palabra "revolución"...
Por último el marxiano es el que habita en el planeta Marx, consciente de que éste último dijo alguna vez: "si esto es marxismo, entonces yo no soy marxista". Yo me apunto como marxiano y que me perdone mi querido profesor Gonzalo León.
Aunque concordamos con Ludovico en que la médula del pensamiento marxista no sólo no ha perdido su vigencia sino que es "una cuestión de futuro" (en cada nueva crisis del capitalismo se vuelven a editar sus obras y a recordar sus enseñanzas fundamentales), nosotros como venezolanos tenemos una prueba incontestable de que Marx no era perfecto ni infalible: se trata de su famoso artículo sobre
Simón Bolívar publicado en la New American Cyclopedia en 1858. Este artículo ofrece una oportunidad única para aplicar el Pensamiento Crítico sobre uno de los pilares de este pensamiento, algo así como hacer una
Crítica de la crítica crítica. Se trata de una
investigación sumamente
interesante que propongo a mis apreciados y respetados estudiantes de Teoría y Crítica de Arte y que estoy dispuesto a retribuir con una nota muy buena (claro, si me gusta el trabajo, si consultan fuentes estimulantes y si logran conmoverme). Para ello no hace falta ser un marxólogo pero sí mostrar una capacidad crítica que tal vez les sea de utilidad en el futuro.