
Yo desde luego no sabía nada de jazz: soy de esa generación de cabellos largos (e ideas cortas) arrullada al ritmo del rock cuyos héroes eran obviamente los Beatles y sus derivados. Pero Cortázar sembró en mí la curiosidad: ¿cuál era el origen de todo aquello? ¿Qué era esa música negra de la que hablaba John Lennon? Y dado que el rock pesado empezaba a hartarme (no soporto a Kiss y el heavy metal después de Led Zeppelin me parece racista y fascista), me puse a investigar, empezando desde luego con el otro gran escrito de Cortázar dedicado al jazz: la novela breve o relato largo intitulado El Perseguidor.
No sé si es una obra maestra, hay ciertas cosas que siempre me chocaron (presentar la marihuana como droga apocalíptica cuando en realidad se trataba de la heroína, el quinto y sexto jinete del verdadero Apocalipsis; o aquella frasecita "No creo que a Johnny le gusten mucho los blues...") pero El Perseguidor me puso efectivamente a perseguir y averiguar qué era aquella música que venía de ayer aunque la estaban tocando mañana... y en los anaqueles del viejo Don Disco empecé a curucutear y comprar discos de jazz y a formarme una nueva galería de ídolos que mis compadres rockeros no conocían: empezando con Charlie Parker y Dizzy Gillespie, y mutando hacia Miles Davis y John Coltrane y todo lo que vino después.
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Bird, Diz y a la derecha un jovencísimo John Coltrane |
Ya en aquel tiempo había ocurrido la famosa fusión y los jazzistas tenían años tocando instrumentos electrifricados, amplificados y electrónicos: eran los años dorados de Weather Report, de Return to Forever y la imponderable Orquesta Mahavishnu... Miles Davis ya se había incluso retirado... Para entender ese fenómeno histórico hay que ver un excelente documental: Miles Electric: A Different Kind of Blue.

PD: Años después a alguien se le ocurrió compilar los temas de jazz que aparecen en Rayuela y así nació la colección denominada Jazzuela.
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