domingo, 11 de febrero de 2024

Gaforismos de un tonto inútil

 

La belleza al acecho
El rinconcito más anodino, el charquito más humilde, la callejuela más cotidiana, en todas ellas está al acecho la belleza. No siempre se tiene la oportunidad de oprimir el obturador para aprisionar las imágenes, pero eso es lo de menos. Lo que cuenta es estar alerta para comprobar y verificar el misterio, la luz, el reflejo, el instante.

Micromilagro

En mi entrada anterior, mencioné el tema de los jázaros. Para muchos, es una hipótesis desacreditada. Otros aseguran que la genética la refuta completamente. Que los estudios del ADN no muestran evidencias a su favor. Nunca pretendí que fuera una verdad absoluta. Seguramente las razas se han mezclado infinitamente a través de los siglos. Respecto a los que se basan en argumentos genéticos, tal vez han encontrado precisamente lo que estaban buscando, y lo bueno de la ciencia es que ninguna verdad es absoluta. Pero sí creo que no existen razas puras ni particularmente bendecidas (y/o malditas). Los que presumen tener a Abraham por padre, deberían recordar que Dios puede sacar hijos de Abraham hasta de las piedras.

Santa Claus merodeador

El misterio nunca termina. Por eso el arte, la poesía, la filosofía, la religión, nunca perderán su sentido. La ciencia busca los constituyentes de la materia, los elementos del espacio. ¿Y qué encuentra? La materia aparentemente sólida, líquida o gaseosa está formada principalmente por vacío. Lo concreto es una ilusión. En el universo, lo que más abunda, según los cálculos de los físicos, es la materia oscura, que nadie sabe lo que es. La energía oscura es todavía más oscura. La luz que no puede escapar de los agujeros negros yo creo que se va a alumbrar otros mundos que están al otro lado. 

La calle habla

Tal vez la materia inerte, sometida al azar y la necesidad, ni siquiera existe. Tal vez el idealismo más radical, que afirma que nada existe si antes no es percibido y/o concebido por una mente, tenga razón al final. Aunque tal vez no haya final, ni principio. Todo lo que conocemos es perecedero, tiene su origen en algo preexistente y se dirige a su final inexorable. Pero si hay una mente que percibe la totalidad, el infinito, la eternidad, entonces será capaz de una conciencia total, infinita, eterna.

Infinitamente trivial

Por eso la idea de la creación siempre me ha resultado estéticamente insatisfactoria. Pues para que haya creación, hay que partir de que al principio no había nada. De esa nada, Dios, el Demiurgo, el Gran Arquitecto, lo creó todo. Es fácil desechar esa idea como absurda, pero la ciencia la cambia por otro constructo materialista que tampoco me satisface: al principio no había NADA, ni siquiera tiempo, ni espacio, pero de repente ALGO estalló haciendo BANG. O sea que sí había algo, después de todo, porque si no, ¿qué fue lo que estalló? Y la prueba de la hipótesis del Big Bang es que supuestamente el universo se está expandiendo. Encuentro esa idea demasiado brutal. Yo prefiero creer que siempre hubo, hay y habrá algo. Y que la materia no es brutal. No quería citar a nadie, pero ¿no decía Aristóteles que no hay materia sin forma, pero la forma sin materia es lo que llamamos Dios?

Gauguin tocando el órgano sin pantalones

Hay que ser irreverentes, pero no ignorantes. Y menos todavía dogmáticos. Los chinos dicen que la lengua aguanta más que los dientes, porque los dientes son rígidos.

Sabana Grande irreverente
La búsqueda no es la respuesta. Más bien tengo fe en que lo que buscamos y lo que encontramos está escondido, o esperando, en el mundo supuestamente trivial de todos los días. Los mayores milagros son ver y oír, sobre todo ver, porque implica el contacto con la luz, que es el misterio que ilumina.
Estéticamente ético
A mis cuatro gatos lectores los saludo una vez más y les digo que aprovechen el carnaval, porque después vendrán los rigores de la cuaresma.
Don Carnaval Vs. Doña Cuaresma de Pieter Brueghel el Viejo (detalle)