domingo, 27 de agosto de 2023

Perplejo, estupefacto y nostálgico


 

Profundiza en ti mismo y ejercítate lo más posible en todo eso que parece no servir para nada y que por el vulgo es considerado como charlatanería.

Platón: Parménides 135 d

Buen consejo, Parménides. Pero ocurre que cada vez me interesa menos la filosofía académica. El mundo contingente, cambiando precipitadamente hacia quién sabe qué, me deja cada vez más perplejo, y destruye mi deseo de escribir. En vez de eso, encuentro cada vez más satisfactoria la conversación con jóvenes que sienten ese "hermoso y divino impulso" hacia las discusiones más profundas, pero que cada vez leen menos. (Cada vez que uso la expresión "cada vez" pierdo un punto).

Me parece que no soy el único al que le pasa esto. Revisando los blogs de algunos escritores que me agradan, observo que muchos de ellos estuvieron muy activos en los recientes tiempos de la llamada Pandemia o Cuarentena Preparatoria del Gran Reseteo, en los años 2020-2021. Pero últimamente asistimos a la decadencia de los blogs, abrumados por las prisas y urgencias de las funestas Redes Sociales, donde se habla mucho y se dice muy poco. 


Bueno, por nostálgico no quiero ser anacrónico. Como decía Rimbaud, hay que ser absolutamente modernos. Hay un cambio tectónico ocurriendo en el mundo: viene una nueva era, y el viejo mundo no se va a acabar sin algún cataclismo. O sea, hay que ponerse las alpargatas, porque lo que viene es joropo.

Ya que Google amenaza con clausurar aquellos productos suyos (como este blog) que caigan en desuso, y en vista que tengo lo que llamaban en las películas de Woody Allen "un bloqueo en mi capacidad de escribir algo nuevo"  (Writer's block o algo así), entonces voy a raspar la olla de mis archivos y publicar algunas cosas que tal vez merecen tener una mejor vida en la Nube y salir del polvoriento olvido de mi disco duro. 


Una vez soñé con ser cineasta, una enfermedad que mucha gente tuvo en este país, lo que trajo como consecuencia que se produjeran muchísimas películas a cual más mala. Por cierto, me liberé de ese deseo demoníaco estudiando filosofía, una actividad que tiene una gran ventaja con respecto a la mencionada cinemanía: es absolutamente gratis. Los grandes libros están ahí, en las bibliotecas, acumulando polvo,o escondidos pero accesibles en la ya mentada Nube... y lo bueno es que despiertan las Grandes Ideas que residen en las almas, o mentes, o consciencias... que nadie sabe qué son o dónde están pero que ninguna máquina podrá tener jamás.... La puerta del Gran Misterio.

(Ese es el nuevo cliché de las películas sobre Inteligencia Artificial: el robotico simpático, llámese Wall-E o Chappy, sufre un accidente, se da un golpetazo, interrumpe su programación, se desvía de su algoritmo, y de repente se vuelve consciente. Para los idiotas que se la pasan sumergidos viendo videos en sus celulares, esto significa sobre todo que se vuelven afectuosos, cariñosos, tiernos... y dejan de ser las máquinas terribles que amenazan con quitarnos los trabajos).


En fin, hace años escribí algunos argumentos que nunca convertí en películas. Y para que no me cierren el blog, voy a publicar aquí algunas de ellas. Las había juntado bajo el título "Argumentos Bajo Presión". En caso de que alguien los lea, se dará cuenta de que datan de finales de los años 90, cuando estaban de moda las películas violentas tipo Tarantino.

IDILIO EN EL JARILLO


 

            Rosa Chacón es la típica niña de los páramos, criada entre frailejones y una férrea autoridad paterna. Su sueño, concebido desde que su padre compró un televisor, es ser una nueva Maite Delgado, pero para realizarlo tiene que irse a la capital de alguna manera. El tiempo pasa y Rosa, a los 15 años, ya es casamentera para los estándares montañeses. El viejo Facundo hace tiempo que le tiene la vista puesta. Facundo emigró a Caracas en tiempos de Pérez Jiménez y allá trabaja como maestro de obras. Ha tenido 15 mujeres, y a cada una le ha fabricado una casa para que críen a los 38 hijos que le han parido. Pero siente por Rosa una pasión otoñal, así que le ofrece al padre de ésta un buen dinero para llevarse a la muchacha a vivir con él. El negocio se cierra y Rosa se va con Facundo.

 

            En el largo viaje a través de la carretera Transandina, Rosa prepara un plan para escapársele al viejo a la primera oportunidad. La ocasión se le presenta cuando llegan al Nuevo Circo. Al ver la multitud de buhoneros que se desbordan de La Hoyada, Rosa se escabulle entre ellos y Facundo la pierde de vista.

 


            Sola en la gran ciudad, Rosa deambula por los alrededores de la plaza de San Jacinto. El hambre aprieta, y Rosa se aproxima a un grupo de gente que se reúne alrededor de un carro. En la maleta del carro hay varios paquetes de comida caliente que Teófila, una mujer colombiana, vende a los trabajadores de la zona por Bs. 1.500. Teófila percibe el hambre de Rosa y al retirarse el grueso de la clientela la llama y le ofrece uno de los paquetes del almuerzo. Teófila conversa con Rosa, que le cuenta su historia, con la cual Teófila simpatiza. “Tengo 42 años”, le dice, “y todavía no me he casado. Los hombres son una desgracia”. Teófila la lleva al modesto edificio en San Martín donde vive sola. Con el tiempo crece la confianza entre ellas y Teófila le confiesa a Rosa que siempre había querido meterse a monja. Ella ha hablado muchas veces con las hermanas de la casa del Jarillo, y le propone a Rosa que hagan un retiro espiritual en aquel hermoso lugar de montaña. Rosa acepta, por curiosidad.

 

            El hermano Javier ha sido encargado por su congregación de cuidar la casa de retiros para hombres que queda a unos dos kilómetros de la casa de las monjas, la cual puede verse a otro lado de la montaña. Todos los mediodías visita a las hermanas y comparte con ellas su suculento almuerzo. Javier pertenece a un grupo de curas semi-heréticos que luchan porque el Vaticano acabe con el celibato eclesiástico. Aquel día, al llegar a la casa de las hermanas, observa a la fresca, juvenil y recatada Rosita, de la que se enamora al instante. Javier la corteja discretamente. Al cabo de algunos meses, ante la tozudez del Vaticano, decide colgar los hábitos y construir una casita en la ladera de la montaña para mudarse con su linda campesinita.

 


            Cuando después de meses de trabajo Javier finalmente compra un televisor, Rosita puede volver a ver a su heroína, Maite. Suspirando, se dice a sí misma que si bien no pudo ser como ella, por lo menos llegó lo más cerca que pudo, dadas las circunstancias. “Tu vida es mucho más interesante que la de ella”, le dice Javier desde su hamaca.

NEORREALISMO

 

            Un niño de la calle sentado con su perrito en un saliente de un edificio contempla el paso de la gente y los carros. Es de noche, y a medida que ésta avanza, los transeúntes se hacen más escasos. Al filo de la medianoche, un carro donde viaja una atractiva chica y un grupo de amigos se detiene frente a la puerta del edificio. Uno de los muchachos sale, riendo, le da un beso a la chica, y empieza a caminar hacia la puerta. En eso surgen dos hombres de la sombra, y con habilidad profesional se colocan uno frente al carro y el otro frente al chico que acaba de bajar. Ambos hampones extraen sendas poderosas pistolas y el que está frente al carro dice con ironía: “Buenas noches, el hampa los visita.”

            El niño contempla la escena y decide lanzarse al rescate. Primero le arroja un ladrillo al hampón más alejado del carro. Luego el perrito embiste y derriba al otro hampón. En el forcejeo, el chico termina de entrar en el edificio y la chica arranca su carro. El hampón, furioso, le dispara al perrito, que cae patas arriba. El niñito se le aproxima y la escena termina cuando el hampón aproxima la 9 mm a la cabeza del niño.

 

DULCE SERENA


 

            Su mamá la mantuvo encadenada a la pata de una cama durante los primeros 15 años de su vida. Este cautiverio hizo que desarrollara poderes mentales extraordinarios. Un día, usando la telekinesis, consiguió liberarse de la cadena. No sabía hablar, ni siquiera caminar, pero con sus poderes mentales levitaba y hacía toda clase de proezas. Sus torpes pasos la llevaron a un circo, donde fue contratada luego de abrir la jaula de las fieras y hacerlas levitar.

            Con el paso del tiempo, se enamoró del enano del circo, con quien se casó y conoció la felicidad por primera vez en su vida. Pero al ser feliz, su metabolismo cambió y perdió todos sus poderes. El circo la despidió y ya nunca pudo volver a ser “un fenómeno de circo”.

            Al cabo de los años, el enano murió y ella tuvo que ponerse a pedir para vivir.

 

PIRATAS DE AUTOPISTA

 

Yéferson, Kévin y Yákson están instalados en el borde del túnel de la Planicie al acecho de un carro al cual asaltar. Su modus operandi se ha vuelto tan conocido para los habitantes de la ciudad que últimamente sólo funciona con los extranjeros recién llegados, y consiste en arrojar piedras o algún objeto contra el parabrisas del carro, de modo que pierda el control y se estrelle, para luego bajar y llevarse los despojos.

            Por la autopista viene una camioneta cargada de unas monjitas católicas del lejano Canadá, que vienen a ayudar a Fe y Alegría con un donativo de un millón de dólares. El chofer que conduce a las hermanitas es un ateo furibundo, Jack, que al ver una cruz se pone peor que un vampiro. Un coctel de anfetaminas que ingirió en el aeropuerto es lo único que le permite convivir con las religiosas.

            Kévin, al avistar la camioneta, le lanza una bombona de gas. Al caer sobre el parabrisas, un trozo de vidrio se incrusta en el ojo de Jack, dejándolo tuerto. Una de las monjitas, aficionada secreta al cine de acción, al ver lo sucedido toma el volante y dirige la camioneta de tal manera que atropella a Kévin y a Yákson, que habían bajado a esperar que se estrellara. El impacto contra los dos malandros hace que la camioneta termine de perder el control y salga disparada sobre la defensa de la vía.

            La hermanita se arremanga el hábito, se persigna y se aferra al volante, dirigiendo la camioneta de tal manera que cae sobre sus cuatro ruedas en el canal inferior de la autopista. Al ver aquello, el Yéferson dice: “¡Qué arrecho!”, y va a meterse un tabaco. El tuerto Jack abraza las piernas de la monjita y le dice: “Después de ver esto, voy a creer hasta en la Virgen María”.

 

EN EL BARRIO DE LOS PERROS

(Basado en “Clockers”, de Spike Lee)

 


Yéferson es un jíbaro especializado en piedra y perico. Su base es el Barrio de los Perros, un caserío situado bajo el puente de la autopista, en los Chaguaramos, junto a la ribera del Guaire. El embaulamiento del río es como un muro acostado que separa el barrio del río a una altura considerable. Yéferson es jíbaro, pero tiene buen corazón y es medio gay. En el barrio hay otro malandro, el Guiñapo, que contrajo el SIDA y como sabe que está condenado a muerte, no le importa correr cualquier riesgo. Por esto los caliches lo suelen contratar como pistolero y guardaespaldas en situaciones de peligro.

            El Yéferson tiene como amigo inseparable al chamo Rónal, a quien su madre, adicta perdida, prácticamente había abandonado. El Yéferson lo protege, le hace prédicas contra la droga (él la vende mas no la consume) y comparte con él los lujos (muy relativos) que puede comprar con el dinero del jibareo.

            El Yéferson tenía una pugna con los caliches porque usaba otro distribuidor para la piedra, y más de una vez le habían mandado al Guiñapo para intimidarlo. Pero el Yéferson no quería transarse, en parte porque los otros caliches también lo tenían amenazado. Su paranoia se le transmitía al chamo Rónal, que a sus ocho años todavía consideraba las 9 mm de Yéferson como juguetes. Yéferson y Rónal solían jugar a que mataban al Guiñapo. Una noche que el Guiñapo estaba con una depre de perico, el Rónal, que acababa de ver Mad Max por quincuagésima vez en televisión, toma una de las 9 mm del Yéferson y le dispara cuatro tiros al Guiñapo, que se desprende desde el muro y cae al Guaire, muerto.

            En ese momento llega un operativo de la P.T.J. al barrio, encabezado por el Comisario Peña, que era tío del chamo Rónal. Los disparos precipitan la acción policial. Al ver lo sucedido, el Comisario Peña busca enseguida al Yéferson, a quien le había advertido que se alejara de su sobrino.

            El Yéferson tenía una ruta de escape, una zanja que le permitía salir de Los Perros hacia la zona adyacente a la Plaza de las Tres Gracias. Al sentir la llegada de los policías, se precipita por la zanja. Entretanto, Peña sostenía al chamo Rónal. En un descuido, el niño escapa y va directamente al escondite de su amigo, delatándolo sin querer.

            Al ver la zanja, Peña comprende y avisa por celular a otras unidades que esperan fuera del barrio. Yéferson aferra la 9 mm y se dispone a vender cara su vida. En la oscuridad de la zanja se ven los destellos de los disparos. El chamo Rónal se salvó de chiripa.

 

TERESITA, LA ESCLAVA DEL AMOR.


 

PREMISA

Tres mujeres, pertenecientes a tres generaciones diferentes, viven sus vidas y sus amores en tres períodos históricos diferentes: Principios de los años 50, principios de los 70 y principios de los 90.

SINOPSIS

Teresita llega a la Caracas de principios de los años 50 desde su pueblo en el estado Anzoátegui, acompañada por su madre. Producto de un ‘error juvenil’ de su madre, ésta no deja de advertirle que los hombres son una calamidad. Consigue trabajo en la Casa Anzoátegui y empieza a estudiar Comercio. En una fiesta ambientada por la orquesta Billo’s conoce al Coronel Marcano, que queda fascinado con ella. Marcano es un colaborador muy cercano del entonces jefe de la Junta de Gobierno, el Coronel Delgado Chalbaud. A pesar de la llegada a Caracas de su novio del pueblo, Teresita se siente fatalmente atraída hacia Marcano, quien la conquista fácilmente. Aunque es casado y hombre de muchas mujeres, Marcano no se niega la posibilidad de casarse con Teresita, pero entretanto ocurre el secuestro y posterior asesinato de Delgado Chalbaud. Marcano muere de forma violenta tratando de defender a su jefe. Teresita queda embarazada de él y tiene una hija.

 

24 años después, a principios de los años 70, Lucrecia, la hija de Teresita, gana una beca Mariscal de Ayacucho para estudiar un postgrado en neurocirugía en Londres. Aunque Lucrecia es una muchacha muy juiciosa, a quien su madre siempre le ha advertido que los hombres son una desgracia, cae bajo la influencia de Yénifer Coromoto, a quien conoce en el viaje hacia Londres. Yénifer también ha ganado una Mariscal de Ayachucho, pero para estudiar arte, y es simpatizante del hippismo. Su mayor ambición es hacer el amor con uno de los Beatles, de los Rolling Stones, o por lo menos de algún conocido grupo de rock inglés de la época. Siendo su única amiga en Londres, Lucrecia frecuenta con Yénifer el ambiente del pop londinense de la época. En este medio conoce a Marco Tulio, un joven músico venezolano que ha ido a Londres a estudiar música y a liberarse sexualmente. En un concierto de Pink Floyd, mientras Yénifer trata de acercarse a los integrantes del grupo, Lucrecia besa a Marco Tulio. Se enamoran y Lucrecia se deja llevar, fuma unos extraños cigarrillos, traga unas pildoritas más extrañas aún y termina en la cama con el rockero criollo. Pero éste ha olvidado su condón, prueba de que no era liberado, y la deja embarazada. El embarazo destruye los proyectos académicos de Lucrecia, que regresa a Venezuela con Marco Tulio.

 


La hija de Lucrecia, llamada Teresita igual que su abuela, nace durante la época saudita, pero su experiencia a medida que va creciendo es la Venezuela en crisis de los años 80.  Marco Tulio, de hippie militante de los 70, ha pasado a yuppie neo-liberal en los 80, y es intolerante con las tendencias artísticas de Teresita, quien escoje estudiar medicina igual que su mamá. El año 91 va a Puerto Ayacucho a hacer su medicatura rural y conoce al comandante López López, oficial de la Fuerza Aérea de brillante carrera, con postgrados en diversos países y además músico y poeta. Después del amor, López López le revela a Teresita que pertenece a un movimiento bolivariano que se está gestando en las Fuerzas Armadas. El 27 de noviembre de 1992, el caza F-16 de López López rompe la barrera del sonido sobre Caracas y el piloto, antes de irse al exilio en Perú, convence a Teresita para que lo acompañe. López López sería uno de los muchos oficiales golpistas que se divorciaría de su esposa de antes del golpe para unirse a la mujer de sus sueños. El final está pendiente.