martes, 23 de marzo de 2021

El Trabalengua

Selfie exprimido

La muchacha jipocha, la chama de la mocha de Chichiriviche 

Que despacha cachapa con chicharrón en su cuchitril de Capuchinos 

Chocó con un chavista chocho en Chacao 

(trabalengua inspirado en y por Aquiles Nazoa) 

 La cuarentena más larga de la historia está cada día más insoportable. Hace un año, al llegar el equinoccio de primavera, escribí que la verdadera plaga es el conformismo y el miedo auto-inducido. Pasó el tiempo, nuestra nave espacial completó un ciclo de translación alrededor del sol, y ahora nos anuncian con bombos y platillos que se pondrá peor, que llegó la cepa mutante y que Semana Santa será radical. Para combatir el tedio que se nos viene encima, la actitud más filosófica es convertir la crisis en oportunidad, como dicen los chinos, y aprovechar para hacer cosas que nunca pudimos hacer porque la rutina del trabajo y las viejas formas de vida social (que parecen en vías de extinción) nos lo impedían. En ese sentido, creo que he hecho algo muy bueno manteniendo vivo el programa de radio “El Trabalengua” por Radio Tiuna Comunitaria 102.9 FM. Y aparte de eso, podría mostrar algunos trabajitos de edición digital (no en la radio: en el blog). Soy un fotógrafo sin cámara hurgando y devaneando en su archivo.

Línea tiránica
Las grandes grullas grises de Groenlandia graznan agradecidas en las grietas de la gran gruta griega. Mientras improvisamos trabalenguas poéticos, el programa se desplaza por los temas más diversos. Una aspiración muy particular es ofrecer alternativas musicales, sacudir el conformismo musical que paraliza creativamente al medio radiofónico. “La música que le gusta a la gente” no es más que la que le han enseñado a oír, sobre todo desde las propias radios. Actualmente impera la changa más arrabalera, y las ondas hertzianas lamentan la ausencia del jazz, la música académica (mal llamada clásica) o cualquier otro género manejado con un criterio histórico o estético. Si nos atrevemos a tomar partido por lo que consideramos buena música, tal vez descubramos que los jóvenes están hartos del perreo y las mamarrachadas que se pasan bajo la etiqueta de “urbano”, y en cambio están dispuestos a apuntar sus orejas a otras posibilidades musicales. Aunque es innegable que, musicalmente hablando, no se produce nada que se pueda comparar con las décadas prodigiosas de 1960-70, queremos que nuestra nostalgia por aquella música que sacudió el mundo se vuelva educativa.
Koka-kola red
El tribunal transó una tregua entre las tribus de Tribilín y Trucutú, mientras los tranvías se transformaban en trasatlánticos. Hace un tiempo escribí que se le da demasiada importancia al lenguaje escrito, aunque grandes maestros como Pitágoras o Sócrates o Jesús nunca escribieron una línea. Cuando se trata de filosofía en su sentido más práctico, el de reflexión sobre cómo vivir de la mejor manera posible, nada puede sustituir al diálogo, a la presencia física de los que se ven y se hablan cara a cara, mirándose a los ojos. En la radio todos somos amigos invisibles, los que hablamos y los que escuchamos. Ni el libro, ni la radio, ni la TV, ni la PC ni la Tablet ni el móvil podrán sustituir jamás a la persona del maestro. La persona es la máscara del oficiante del ritual sagrado que es la educación. Al soslayar el aspecto mágico-religioso-simbólico, el experimento social de la educación masiva a distancia por medio de la info-telemática digital ha sido un fracaso. Hasta ahora. Espero que no sea necesario transformar a los estudiantes en algún tipo de ciber-mutantes para obtener mejores resultados.
Línea dura
El cachicamo pichirre y el chigüire enchinchorrado. Es obvio que si hablo por la radio o salgo por la TV, tengo mayores posibilidades de que alguien escuche mi mensaje que si escribo un libro o un blog (porque leer es una forma indirecta de escuchar). Como están las cosas, pedirle a la gente que lea parece demasiado pedir. La escritura y la lectura terminarán convirtiéndose en trabajos que sólo un grupo muy limitado de especialistas podrá hacer. Pero si sales por TV, aunque sea en el último canal con el rating más bajo que pueda existir, mucha gente te reconocerá. Y si sólo sales por la radio, siempre puedes creer que algún conductor fastidiado, alguna ama de casa planchando las camisas, algún vendedor de chucherías en un día de poca venta escuchará tus trabalenguas y tus músicas disidentes. Mi programa no tiene target, pero me gustaría que me oyera la gente de UNEARTE.
Panteonitis
Con el laptop de Lalo, Lila localizó el link de José Luis. Todavía siento cierta repugnancia hacia las redes sociales. Con ellas se hizo el primer gran experimento de alienación colectiva, y fue tan exitoso que ahora con la cuarentena amenazan con extender sus tentáculos para meterse hasta en el último recoveco. La radio es un medio tan tradicional, tan silencioso, tan personal. Uno habla consigo mismo al mismo tiempo que se proyecta hacia los otros amigos invisibles cuya existencia empieza en la imaginación. La radio es tan noble y solitaria como el cuarto oscuro de la fotografía analógica en blanco y negro. Medios tan elementales que jamás morirán.
Pseudociencias