jueves, 3 de diciembre de 2020

Antídoto para optimistas

 Soy un optimista incurable. Siempre creo que al final todo saldrá bien. Pero siento que para que todo salga bien primero tiene que haber obstáculos que superar y que en eso consiste la vida y el tiempo. El tiempo es la historia, y la historia es un viaje a través de sucesos y pruebas que se van superando, de luchas dialécticas entre lo positivo y lo  negativo. Lo que no te mata te hace más fuerte, como decía Nietzsche. Lo mejor que le puede pasar a un país como Venezuela es esta crisis, porque así aprenderemos a superar el facilismo que nos caracterizó hasta hace muy poco. Apreciaremos más el pan de jamón que ahora no podemos comprar. Recordamos que una vez nos hartábamos, vivenciamos que ahora es muy difícil, y cuando por fin le hinquemos el diente, sentiremos que nos lo hemos merecido. Los optimistas quizás somos aburridos, pero los pesimistas tienen su ley: la Ley de Murphy, una gringada muy ingeniosa cuya historia e implicaciones son desarrolladas por mi apreciada estudiante Solanye Franco en este breve artículo que me envió. 

 

Solanye Franco

LA LEY DE MURPHY

     El tema de este ensayo fue  inspirado en el Blog “Pensar y Hablar de Arte”, en su entrada del día 27 de Diciembre del año 2019, escrita por el Profesor Pedro González, titulada: “El año que vivimos peligrosamente”.

     Se conoce como Ley de Murphy o Leyes de Murphy a un conjunto de principios empíricos que se rigen por la máxima de que “Si algo malo puede ocurrir, ocurrirá.” Este planteamiento pesimista puede aplicarse a todo tipo de situaciones, como una suerte de Ley empírica sobre la resignación ante el devenir de los acontecimientos futuros.

     La Ley de Murphy no se trata realmente de una ley científica, ni de un teorema comprobable. Sin embargo, fue inspirada por el concepto científico de la entropía, esto es, el grado de desorden al que tienden inevitablemente todos los sistemas, dada la suficiente cantidad de tiempo.

     La perspectiva de la Ley de Murphy, sin embargo, puede ser útil para forzar a las sociedades y los individuos a prever futuros desastres y así tomar precauciones a tiempo.

 

Edward A. Murphy

ORIGEN DE LA LEY DE MURPHY

     La teoría de la ley de Murphy se le atribuye a un ingeniero aeroespacial de Estados Unidos llamado Edward A. Murphy. Edward trabajaba para la Fuerza Aérea y era el encargado de los sistemas de seguridad de proyectos tan importantes como el Apolo o el helicóptero Apache.

     Aunque existen diferentes versiones de cómo surgió la famosa ley, la más extendida cuenta que todo comenzó en 1949 con un plan llamado MX100 destinado a probar la fuerza G que una persona era capaz de resistir en una frenada muy brusca. Las pruebas usaban un cohete sobre rieles con una serie de frenos en un extremo.

     Aunque para realizar este tipo de experimentos se usaban muñecos parecidos a los que se siguen usando hoy en día en las pruebas de seguridad de vehículos, John Paul Stapp, capitán al cargo de aquella prueba, se ofreció como reemplazo del muñeco en el experimento de la desaceleración. La conclusión fue que las sensaciones descritas por el capitán no cuadraban con las medidas que arrojaba el instrumental que estaban utilizando.

Getty images

 

     Edward Murphy sugiere entonces colocar otros sensores en el arnés del capitán para poder medir la fuerza ejercida sobre ellos y le encomendó la tarea a su asistente. Este último no colocó bien los sensores y la prueba no dio ningún tipo de resultado.

     Al comprobar las causas del fallo, Murphy se percató de que los cables estaban colocados al revés y tras echar la bronca a su asistente dijo algo parecido a: “Si esa persona tiene una forma de cometer un error, lo hará”. Sus compañeros de trabajo comenzaron a hablar sobre el incidente y a referirse a este episodio como "Ley de Murphy". Con el tiempo evolucionó a algo más general como: “si puede ocurrir, ocurrirá”.

    Tiempo después la frase salió a la luz durante una conferencia de prensa en la que se le preguntaba a Stapp por qué nadie resultó herido durante las pruebas. Fue cuando él explicó que fue porque se tuvo en cuenta la ley de Murphy y explicó en qué consistía.

     La Ley de Murphy se anunció públicamente por vez primera en boca de John Paul Stapp, un capitán de la Fuerza Aérea Estadounidense. Stapp trabajaba en el mismo laboratorio que Murphy, como sujeto de pruebas en experimentos con fuerzas G.

     En una rueda de prensa, el capitán explicó que a pesar del fracaso de los experimentos, nadie había resultado herido de gravedad porque se habían guiado por la Ley de Murphy, que los impulsaba a tomar en consideración todas las previsiones posibles. A partir de entonces la supuesta ley se hizo popular.

     En 1952 esta frase apareció reformulada como “Todo lo que pueda salir mal, pasará” como epígrafe del libro The Butcher: The Ascent of Yerupaja de John Sack. En 1955 el mismo enunciado apareció vinculado con Murphy por primera vez en texto impreso en Men, Rockets and Space Rats de Lloyd Mallan.

     Irónicamente, la ley como hoy la conocemos no fue nunca formulada por Murphy. Por el contrario, es tomada de las Leyes de Fineagle aparecidas en las novelas de ciencia ficción de Larry Niven. En ellas, una colonia de mineros de asteroides tenía una religión propia que rendía culto a Fineagle y su profeta demente Murphy.

 

ESPÍRITU DE LA LEY DE MURPHY.

     El espíritu de esta ley, sin importar cual sea su verdadera y exacta formulación, apunta a un concepto denominado diseño defensivo. Consiste en la anticipación de los eventuales errores o desperfectos que pudieran ocurrir, dado que es muy probable que ocurran.

     Así, el diseño defensivo insiste en que toda innovación se produzca tomando en cuenta los peores escenarios posibles. De esa manera, en caso de que se produzcan, ya existen medidas tomadas al respecto.

     Sin importar la composición exacta y el origen de la frase, su espíritu conlleva el principio de diseño defensivo: el anticipar los errores que el usuario final probablemente cometerá. Los sensores de fuerza G de Murphy fallaron porque existían dos formas diferentes de conectarlos; una de ellas resultaría en lecturas correctas mientras que la otra resultara en ausencia de lecturas. El usuario final (en este caso, el asistente de Murphy) escogió la forma errónea. En la mayor parte de la tecnología bien diseñada para el uso por el consumidor común y corriente, las conexiones incorrectas se hacen difíciles. Por ejemplo, el disco de 3,5 pulgadas usado en muchos ordenadores personales no cabría fácilmente en la disquetera a menos que esté orientado correctamente. En contraste, el disco de 5,25 pulgadas podía ser insertado en una variedad de orientaciones que podían dañar el disco o la disquetera. Los discos compactos permiten una orientación incorrecta (el disco puede ser insertado al revés). Un diseñador defensivo reconoce el hecho de que el disco puede ser insertado de manera errónea y por lo tanto alguien finalmente lo hará.

     La ley de Murphy se ha esparcido rápidamente a otras culturas técnicas relacionadas con la ingeniería aeroespacial, especialmente en computación. Rápidamente sus variantes pasaron a la imaginación popular, mutando a su vez. Generalmente el espíritu de la ley capta la tendencia general a enfatizar las cosas negativas que ocurren en la vida; en este sentido, la ley es habitualmente formulada en su variante “Si algo puede salir mal, saldrá mal” de Larry Niven y su ley de Fineagle.

 

 


 

EXPLICACIÓN DE LA LEY DE MURPHY

     La Ley de Murphy revela un rasgo de la cultura que es el énfasis selectivo en lo negativo, o sea, la tendencia a prestar mucha más atención a las cosas que salieron mal que a las que salieron bien. En algunos casos sólo se recuerda lo negativo, llegando a la sensación de que todo siempre sale mal.

     Esto también es una de las explicaciones posibles del pesimismo. Por otro lado, forma parte de la tendencia de ciertas personas a atribuir los sucesos a algún tipo de divinidad o ley universal. Esta postura evita enfrentar su cuota de responsabilidad en lo que salió mal, o simplemente la arbitrariedad del universo.

 

LAS LEYES DE MURPHY.

     Se habla comúnmente de las Leyes de Murphy, como un compendio, a pesar de que no exista obra alguna o tratado alguno que lo reúna, ni un texto formal al cual atribuir la autoría. Se trata de un adagio popular, al cual muchos han ido sumando, por inventiva o por error, ejemplos, adiciones y respuestas.

     Por lo general tiene un tinte humorístico e imaginario, hasta manejar un corpus variable de las supuestas “leyes”. Pero no existe un documento formal que las recoja o que estipule cuáles son las “verdaderas”.

 

EL IMAGINARIO POPULAR

     La Ley de Murphy es un concepto absolutamente popular, en el sentido de que resulta muy seductora y que su origen es netamente coloquial, no formal. Sin embargo, se ha intentado elaborar algún tipo de estudios respecto a su aplicabilidad práctica como una ley universal.

     Por ejemplo, se ha estudiado la probabilidad de que una rebanada de pan untada con mantequilla caiga con la parte untada hacia abajo. Y en efecto se ha podido comprobar que existen más factores que favorecen este último escenario, pero ninguno tiene que ver con algún tipo de ley general de la suerte o de la probabilidad.

     En la actualidad abundan las referencias a la Ley de Murphy en libros, filmes y otras formas de relato. Fue el título de varias series televisivas de EEUU y del Reino Unido entre la década de 1980 y los 2000. Apareció en el filme de ciencia ficción Interestelar (2014), representado en uno de sus personajes de apellido Murph.

 

LEY DE FINEAGLE.

     La Ley de Fineagle sobre la Negatividad Dinámica es un concepto también referido como “Corolario de Fineagle a la Ley de Murphy”. Fue empleada por John Campbell Jr. en sus editoriales de la revista Astounding Science Fiction entre 1940 y 1950.

     Aunque luego fue tomada por Larry Niven para sus relatos de mineros espaciales, con los que se hizo más conocido, nunca llegó a ser tan popular como la Ley de Murphy. La Ley de Fineagle, propiamente, reza que “Algo que pueda ir mal, irá mal en el peor momento posible”.

 

COROLARIO DE O’TOOLE

     Así como la Ley de Fineagle se considera un corolario a la Ley de Murphy, existe un corolario a la de Fineagle atribuida a un tal O’Toole. Es una expresión sumamente usada en la comunidad hacker virtual. Este corolario es paralelo a la Segunda Ley de la Termodinámica y reza que “La perversidad del Universo tiende hacia el infinito”.

 

EJEMPLOS DE LA LEY DE MURPHY.

     Un ejemplo frecuentemente citado de esta tendencia a enfatizar lo negativo, es que, cada vez que una rebanada de pan untada de mantequilla cae al suelo, la gente tiende a recordar más vívidamente las veces en que cayó con el lado de la mantequilla hacia el suelo, puesto que si cayera con la mantequilla hacia arriba tendría menos consecuencias. Por lo tanto, uno tiene la impresión de que el pan siempre cae con la mantequilla hacia abajo, sin importar la verdadera probabilidad de cada ocurrencia.

     Leyes como la de Murphy son una expresión directa de tales perversidades en el orden del universo. Existe una demostración física para el hecho de que efectivamente la tostada tiene mayor probabilidad de caer del lado de la mantequilla, pero es debido a otros factores. El factor principal es la altura de la mesa, por la que la tostada tiene 'tiempo' de darse media vuelta, no por el peso de la mantequilla como errónea e intuitivamente se supone, sino por la rotación propia a las condiciones iniciales de la caída, pero no hay altura suficiente para dar más de media vuelta. ​ Robert Matthews, investigador de la Aston University, en Birmingham, recibió en 1996 el Premio Ig Nobel de física por un estudio sobre un derivado de la ley de Murphy, es decir, por la demostración del caso de la tostada con base en las constantes fundamentales

     Se han producido variaciones diversas de la ley y sus corolarios, muchas de ellas con apariencia de metaleyes de alguna clase. Por ejemplo, el modelo del pan con mantequilla podría formularse así: “La probabilidad de que una rebanada de pan untada de mantequilla caiga con el lado de la mantequilla hacia abajo, es proporcional al precio de la alfombra”.

     Otro ejemplo de analogía ocurre cuando se está haciendo una larga cola para pagar en el supermercado, tu fila no avanza, ves de repente que la otra fila está más corta y avanza mucho más rápido, decides pasarte a esta, y tu fila inicial comienza avanzar y en la que decidiste pasar, comienza a tener demora para pagar. Un claro ejemplo.

     Algunos otros ejemplos posibles de aplicación de esta ley son:

·         La tostada siempre cae del lado de la mantequilla.

·         La información crucial de un mapa o plano está siempre en el doblez o en el borde.

·         Los calcetines entran en pares a la lavadora y salen siempre de uno en uno.

·         La otra fila siempre avanza más aprisa que la de uno.

·         Las cosas perdidas están siempre en el último sitio en que miraste.


 

FRASES SOBRE LA LEY DE MURPHY

Algunas frases de origen popular que reflejan el espíritu de la Ley de Murphy:

·         Nada es nunca tan malo que no pueda empeorar.

·         Todo funcionará hasta que trates de probar que funciona.

·         El autobús llegará apenas enciendas tu cigarrillo.

·         Lo que más crece es lo que menos deseas.

·         Los sistemas nuevos generan problemas nuevos.

·         Los que viven cerca llegan siempre tarde.

·         Los dolores de muelas empiezan siempre el sábado por la noche.

BIBLIOGRAFIA.

Ana Naredo. (1983). Enciclopedia Lexis. Madrid – España. 

Uriarte, Julia (2020). Ley De Murphy. Bogotá – Colombia. 


 

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