domingo, 2 de octubre de 2016

Jazzuela

Otra vez hurgando en mis nostalgias adolescentes: ahora quisiera recordar mis lecturas de los autores del llamado "Boom" de los escritores lationamericanos de los 60. Confieso que mi favorito siempre fue Julio Cortázar, después de disfrutar de sus experimentos espacio-temporales en Rayuela (novela dividida en tres partes: de aquel lado -París-, de este lado -Buenos Aires- y de "otros lados") y de sus constantes referencias al jazz: sea Armstrong, Ellington, o aquellas hermosas líneas de ese blues primigenio de Jelly Roll Morton: If you can't give a dollar / gimme a lousy dime.

Yo desde luego no sabía nada de jazz: soy de esa generación de cabellos largos (e ideas cortas) arrullada al ritmo del rock cuyos héroes eran obviamente los Beatles y sus derivados. Pero Cortázar sembró en mí la curiosidad: ¿cuál era el origen de todo aquello? ¿Qué era esa música negra de la que hablaba John Lennon? Y dado que el rock pesado empezaba a hartarme (no soporto a Kiss y el heavy metal después de Led Zeppelin me parece racista y fascista), me puse a investigar, empezando desde luego con el otro gran escrito de Cortázar dedicado al jazz: la novela breve o relato largo intitulado El Perseguidor.

No sé si es una obra maestra, hay ciertas cosas que siempre me chocaron (presentar la marihuana como droga apocalíptica cuando en realidad se trataba de la heroína, el quinto y sexto jinete del verdadero Apocalipsis; o aquella frasecita "No creo que a Johnny le gusten mucho los blues...") pero El Perseguidor me puso efectivamente a perseguir y averiguar qué era aquella música que venía de ayer aunque la estaban tocando mañana... y en los anaqueles del viejo Don Disco empecé a curucutear y comprar discos de jazz y a formarme una nueva galería de ídolos que mis compadres rockeros no conocían: empezando con Charlie Parker y Dizzy Gillespie, y mutando hacia Miles Davis y John Coltrane y todo lo que vino después.
Bird, Diz y a la derecha un jovencísimo John Coltrane

Ya en aquel tiempo había ocurrido la famosa fusión y los jazzistas tenían años tocando instrumentos electrifricados, amplificados y electrónicos: eran los años dorados de Weather Report, de Return to Forever y la imponderable Orquesta Mahavishnu... Miles Davis ya se había incluso retirado... Para entender ese fenómeno histórico hay que ver un excelente documental: Miles Electric: A Different Kind of Blue.

Actualmente no se hace música como esa... no sólo porque muchos de aquellos músicos ya han muerto, sino porque no se puede seguir haciendo catedrales góticas indefinidamente... en nuestros tiempos (sospecho) se ha agotado aquella inspiración y todo es negocio (aunque no falta quien dijera que el jazz-rock tuvo motivaciones crematísticas -captar a los jóvenes de clase media y su billete, pues no es lo mismo tocar en un club para 50 personas que irse al festival de la Isla de Wight frente a 600 mil melenudos arrebatados)... No sé. Yo soy un nostálgico. Para terminar, citaré de memoria una entrevista que le hicieron a Miles. Pregunta: Defíname el jazz en dos palabras. Respuesta: Louis Armstrong. Pregunta: Defíname el jazz en cuatro palabras. Respuesta: Louis Armstrong-Charlie Parker.

PD: Años después a alguien se le ocurrió compilar los temas de jazz que aparecen en Rayuela y así nació la colección denominada Jazzuela.

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